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La decisión de Hazzfel

La decisión de Hazzfel
Hazzfel era una duendecilla que había trabajado en el taller de Santa Claus, por más de 30 años. Su dedicación y empeño la habían llevado a convertirse en la jefa del departamento de juguetes hechos con madera. 

A su cargo, se encontraban más de 500 duendes. Sin embargo, tres meses antes de que empezara la temporada decembrina, tuvo una junta de consejo con el hombre de rojo. 

Al salir de la reunión, se podía ver en su rostro un semblante de coraje e impotencia. 

- No lo puedo creer. ¿Cómo es eso de que van a sustituir a más del 90% de mi plantilla por unas máquinas? 

Por más enojada que estuviera, se dio cuenta de que no podía hacer nada, ya que la automatización había llegado al polo Norte. 

Como último recurso, pidió una cita con la señora Claus, pues pensó que a lo mejor ella podría convencer a su esposo de no tomar una determinación tan radical. 

No obstante, la señora Claus compartía la idea de su marido, ya que eso abarataría los costes de producción. 

- ¡Pero es que no podemos permitir que cosas que no tienen alma, fabriquen los juguetes con los que jugarán los niños! Repetía Hazzfel.

- Hasta cierto modo entiendo tu punto de vista, la forma de trabajar no se ha modificado en más de 200 años. Sin embargo, los Reyes Magos llevan cinco años usando tecnología de punta y su compañía ha repuntado muchísimo. Dijo la señora Claus 

- Es que eso no es lo importante, nosotros no hacemos esta labor por trabajo, sino porque queremos ver que los niños tengan una gran sonrisa en Navidad al abrir sus obsequios. 

- Hazzfel, Hazzfel Hazzfel, tú aún eres muy joven y eso hace que no comprendas totalmente la situación. Mas no te preocupes, pues tu trabajo está seguro. Solamente que ahora en lugar de vigilar a más de 500 trabajadores, te harás cargo de cinco grandes máquinas. Mira, ¿por qué no le pides a Rodolfo que te explique el funcionamiento de esos implementos? 

- Está bien señora.
La decisión de Hazzfel
Hazzfel fue al establo donde el reno de la nariz roja estaba tomando una siesta. 

- Disculpe don Rodolfo, me manda la señora Claus para que por favor me enseñe el funcionamiento de las máquinas de los juguetes de madera. 

- Claro niña, sígueme. Cada aparato se compone de cuatro compartimentos, en cada uno de ellos encontrarás los diferentes implementos que se necesitan para armar hasta 100 artículos diferentes. Lo único que tú debes hacer es accionar la palanca verde y ya. 

Hazzfel no estaba convencida del todo, por lo que pensó en "sabotear" el funcionamiento de esos implementos. Cambió el orden de los compartimentos y dañó el servidor central. 

Al día siguiente, los juguetes que de esas máquinas emanaban, literalmente no tenían ni pies ni cabeza. Antes de que su jefe la mandara llamar para preguntarle qué es lo que había sucedido, Hazzfel se presentó en la oficina de Santa Claus. 

- Señor, tengo algo que decirle. 

- No digas nada, vi todo lo que hiciste gracias a las cámaras de circuito cerrado.

- Entonces estoy despedida ¿verdad? 

- ¡Claro que no! Hazzfel te agradezco que hayas tomado esa decisión, ya que con ello pude darme cuenta de que tienes razón. La Navidad es para entregar nuestro corazón a los demás. Por favor, diles a los muchachos que mañana volvemos a trabajar de la manera antigua.

- Excelente señor, así lo haré. Sólo una pregunta ¿qué haremos con las máquinas?

- Se las voy a vender al ratón de los dientes.
La decisión de Hazzfel



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